En la larga noche del franquismo
Rociamos con gasolina los cajeros de los bancos
Esparcimos matarratas bajo el trono real
Enterramos en vertederos cara a la luna libros fascistas
Cantamos la Internacional a policías de piel gris marengo
Pintamos Yankees Go Home en la tapia de la base de Torrejón
Diseñamos el futuro en los sótanos de las universidades
Después corrimos a besarnos un mes de mayo junto al Sena
Y renunciamos a quemar iglesias y catedrales góticas
París bien valía unas cuantas misas
Fernando Sabido Sánchez